Por una asociación de ideas propia de un domingo a la mañana, las campanas de la misa de ocho, que llegan a mi habitación desde una iglesia cercana, me hicieron pensar en lo duro que es estar "en capilla".
De qué estoy hablando... sí, buena pregunta. Del rating. De lo duro que es llevar un programa adelante, para después quedar tan cruelmente "en capilla", a disposición de unos números con los que todos juegan, aunque muchos desconfíen de ellos.
La semana pasada, la Cadena 4 de España levantó la versión madrepatria de Los exitosos Pells, apenas unos días de haberla puesto al aire. Duró solo 7 emisiones antes que la gente de Cadena 4 considerara que, con un share de 3.9%, no valía la pena sostenerla.
En España esto es muy común. Duros como son para tomar decisiones, allí no se le tiene paciencia a ningún programa que no cumpla inmediatamente las expectativas. Conversando con autores y productores independientes de allá, veo que se han acostumbrado a una situación que complica un oficio ya de por sí difícil. Básicamente, hablamos de una carnicería; si a esto le sumamos que la televisión es una maquina de hacer embutidos, entonces solo cabe ir buscando trabajo en Carrefour.
Alguna vez voy a pedirle a Ricardo Freixa, uno de los productores de Vientos de Agua (y amigo), que escriba para este blog contando la experiencia que tuvo, junto a Campanella, luchando contra Tele 5, que cambio constantemente de horario el programa, hasta terminar levantándolo.
Pero no solo en el mundo de habla hispana se cuecen chorizos. Hasta hace poco me estaba deleitando con Defying Gravity, una serie de ciencia ficción que se veía por ABC en Estados Unidos. Luego de tan solo 9 episodios, ABC decidió levantarlo: solo era vista por 3 millones de personas, poco para los estándares norteamericanos.
Los americanos, sin embargo, son en general respetuosos: cuando una cadena compra una serie, suele permitir que termine la temporada por la que pagaron (y de la cual el espectador quiere ver algún tipo de cierre). Luego, simplemente, no le renuevan la temporada.
Además, el público de allá suele ser muy activo a la hora de defender las series que sigue. Hace un par de años, CBS puso al aire la serie post-apocalipsis Jericho. Cuando decidieron levantarla, sus fans iniciaron la campaña "Nuez", que consistió en enviarle a una alta ejecutiva de la cadena nueces (nuts) para indicarle que estaba loca por la decisión que había tomado (en inglés, nuts significa también loco). A punto de ser aplastada por una avalancha de frutos del nogal, la susodicha ejecutiva mantuvo la serie al aire. Nuts!
En nuestro país, los que hacemos ficción tenemos la suerte de estar amparados por la venta al exterior. Argentina es uno de los principales exportadores de formatos del mundo, y los que compran suelen exigir que el programa haga su carrrera en la TV local antes de adquirirlo. Así es que programas con bajísimo raiting, de todas formas ven sus 120 capítulos (a veces un poco menos) emitidos. Esto protege al equipo autoral, que no se encuentra sin trabajo a la semana de empezar (aunque esto también pasa: la seguridad absoluta no existe).
Resumiendo: seamos o no religiosos, vivimos en capilla; y el Dios rating no escucha plegarias. Solo sacrificios humanos. Así que no tengan miedo en matar a cuanto personaje haga falta para mantener el altar caliente y midiendo bien.
2 comentarios:
Lo de" Vientos de Agua" fue lamentable, pero te pongo otro ejemplo casi peor (Vientos de Agua apelaba demasiado a la inteligencia del espectador: LOST ha sufrido cambios de hora, de día y de antena... ¡¿Alguien da más?!.
Silvia
Lamentablemente son incontables los casos. Cuando es un programa que uno adora, genera bronca. Cuando es un programa que hizo uno, da bronca y dolor.
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