jueves, 25 de febrero de 2010

ESC.81 INT. METAMORFOSIS -- NOCHE

Me acordé, claro, de Kafka. Leyendo La Metamorfosis, uno tiene una sensación similar: la de ser arrancado de la realidad y dejado en un lugar donde todo es tan extraño y ajeno, que no podemos identificarnos claramente a nosotros mismos. La situación objeto-sujeto(espectador) se rompe, y cuando miramos alrededor, no sabemos a dónde estamos, y el regreso de ese lugar es como una larga inmersión.
A ver si me explico mejor con un ejemplo: cuando tenía 9 años, en un tarde de invierno, me tiré a dormir una siesta. Cuando me desperté, todo estaba mal: era de noche, no de día como cuando me dormí; mi madre ya no estaba en el departamento, y la tele estaba prendida para nadie, sintonizando un programa que ninguno de nosotros veía nunca. Aunque todo tenía explicación (mi madre había salido al pasillo en medio de un zapping, dejando la tele encendida en cualquier canal; yo había dormido más horas de las que solía dormir, por eso era de noche), la sensación fue de haber sido trasportado a un universo paralelo, un lugar lleno de elementos comunes, pero imposibles de reconocer.
Me volvió a pasar años después, un día de semana por la tarde. Por motivos que no recuerdo ese día no tenía que trabajar, y me tiré en la cama a comer un sándwich, mirar televisión y hacer dolce far niente; después de todo, no es raro para un autor que, a una repentina tarde libre, le siga una repentina noche llena de trabajo de hijuelado.
Luego de comer, amodorrado, comencé a hacer zapping y me detuve al ver las imágenes de apertura de una película (de la cual solo después pude saber el nombre), con un clima extremadamente extraño, y un actor bastante simpático pero común en medio (Jeff Daniels). Era una película que no esperaba, en un momento en el que, en cualquier otra ocasión, no debería haber estado viendo televisión. Se llamaba Chasing Sleep. En ella, un hombre espera a su esposa, que nunca llega. La denuncia a la policía. Padece de insomnio y se carga de pastillas para poder descansar. Lo único que logra, es confundir aun más en su mente, que oculta un secreto terrible, sobre lo que es realidad y lo que es fantasía. Chasing Sleep conmueve por su capacidad de trasmitir la claustrofobia, angustia, paranoia y desorientación de su protagonista... y pasárnosla a nosotros. 




Recuerdo que sobre los títulos finales de la película, sonó el teléfono. Me costó distinguir que no sonaba en el film, sino a mi lado. Y cuando atendí, el tono de voz y el tema de charla de la persona que me llamaba, me resultaba tan ajeno que me llevó un largo momento poder concentrarme en seguir la charla. Chasing Sleep me había "kafkianizado", o para usar un término no inventado, "mesmerizado" (lo que me lleva a otra película, o más bien una short movie, La verdad sobre el caso del señor Valdemar, de Roger Corman, basada en el cuento de Edgar Allan Poe).
Anoche vi una película que en varios momento me causó una sensación similar (y con esto volvemos al principio de este post). Se llama Ne te retourne pas ('No mires atrás'), de la directora francesa Marina de Van. Jeanne, una escritora, entra en crisis cuando una de sus novelas es rechazada. Lentamente, el mundo a su alrededor comienza a cambiar: el orden de las cosas en su departamento, su marido, las actitudes de sus hijos, las fotos de su vida, todo va variando hacia algo que Jeanne no puede reconocer. Luego, es la misma Jeanne la que comienza a cambiar. Con un uso exquisito de los efectos especiales al servicio del relato y no de sí mismos, Jeanne empieza a mutar.


Y aquí es donde recordé, claro, a Kafka. Viendo como el rostro de Jeanne se transforma lentamente (primero un ojo, luego un pómulo, luego parte del pelo), hasta el momento de su espectacular mutación "final" (ocurre a la mitad de la película, en realidad), provocada por la conducta distante de su madre (los que quieran verla, pueden entrar aquí), volví a sentir esa sensación de ser colocado en un mundo extraño donde nada es lo que parece ser, sobre todo, uno mismo.
¿Quién soy?, creo, es la pregunta que une La Metamorfosis, Chasing Sleep y Ne te reourne pas. Y a media humanidad, supongo.
Cuando terminó la película, el nombre de David Lynch me vino a la mente, al lado del de Kafka. Su obra está íntimamente ligada, por supuesto, con todo lo que aquí venimos hablando.
Pero no recordé ninguna de sus películas más conocidas, sino el dvd The Short Films of David Lynch, que vi (empece a ver, más bien, ya que no logré terminarlo por la sensación que me causó), hace un par de años. Se trata de una recopilación de los primeros trabajos audivisuales de Lynch, cuando aun estaba haciendo el paso de pintor a cineasta, e incluye su primer filme de larga duración, The Grandmother.
The Grandmother es, a mi entender, uno de los trabajos cinematográficos más perturbantes jamas hechos. Pocas películas de terror (algo que The Grandmother no pretende ser), logran causar tanta desazón y espanto como este ejercicio de 34 minutos que trata (si es que hay que definir un argumento) sobre un niño maltratado por sus padres, que "cría" una abuela "cariñosa" sobre su cama a partir de unas misteriosas semillas.
Lynch logra expresar en imágenes (y sin diálogos), todo aquel material en bruto inconsciente al que ciertos cineastas apenas si logran acceder en capas superiores, para crear films como los antes mencionados.
Creo que la mejor manera de expresar los sentimientos que me llevaron a escribir este post, es compartir con ustedes, justamente, The Grandmother. Va dividida en cinco clips. Que la disfruten (si, claro, es una forma de decir).








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2 comentarios:

Javier Rey dijo...

Hola Marce:
Dos comentarios. Son 5 clips, no 4 (falta uno). Y el corto puede ser muy inspirador, pero como producto final es bastante "coñazo", como la mayoria de la obra de Lynch cuando se le quita el humor (que es lo unico que la hace soportable, junto con las musas interpretadas por actrices que suelen estar buenisimas).
Un abrazo y nos vemos pronto.

Marcelo dijo...

Javier Querido! Tenés razón, lo voy a corregir. Con respecto a la apreciación sobre Lynch, no puedo sino disentir enfáticamente. Pero te quiero igual. Avisame tu fecha de arribo (y si podés fijate lo del guante globo). Abz!

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