martes, 21 de diciembre de 2010

ESC.175 EXT. GUIONANDO FACEBOOK -- DÍA

No sé cuantos de ustedes han tenido la oportunidad de ver The Social Network, la película de David Fincher (Pecados Capitales, Alien III, El Club de la Pelea) sobre la génesis de Facebook. A mí desde el principio la propuesta me pareció interesante: la película no iba a intentar reflejar el fenómeno Facebook, sino la historia de su génesis, desde dónde y cómo fue creado, así como la psicología de su creador, Mark Zuckerberg; tenía a David Fincher, un director eminentemente oscuro, una rareza para una película de este tipo; y el guión iba firmado por el mismísimo creador de The West Wing  y Studio 60, Aaron Sorkin, con sus diálogos como alfilerazos y su manera tan particular de diseccionar las relaciones interpersonales y a la vez reflejar sucesos de gran escala, ambas cosas a la vez.
No entendía del todo bien como estos tres elementos podían funcionar orquestados... pero de hecho comprobé que funcionan a la perfección.

Aaron Sorkin, guionista, y David Fincher, director.
Fincher resulta ser perfecto para extraer, de lo que parece una épica de negocios, los aspectos más oscuros de las personas involucradas, intentando explicar como sus mundos particulares pueden darle forma a la realidad exterior... incluyendo la de millones de personas que hoy son usuarias de Facebook.
Y el guión de Sorkin logra el balance perfecto entre los aspectos masivos, públicos, legales de todo aquello que gira alrededor de Facebook, con esos mundos privados. De hecho, no parece que hubiera diferencias entre unos mundos y otros, lo que creo que es no solo una proeza del guión, sino una muestra de cómo funcionan las cosas en el mundo de hoy (pero este es otro tema).
En una entrevista, Fincher dice: “leí el guión y pensé que era realmente bueno, y que la historia era muy movilizadora (...) Una historia con este tipo en pleno centro, un personaje que poco querible buscando constantemente aprobación, y a la vez decidido a hacer lo que quería hacer y al diablo los torpedos... no se leen muchos guiones así.
La película, en cierto sentido, juega al principio con algo que hemos comentado: "el camino del héroe". El guión abre con una conversación de Zuckerberg con su novia en un bar. Zuckberg es rápidamente presentado como un egocéntrico insoportable, y la novia lo deja en ese mismo bar. Aunque el personaje nos parezca poco querible, el hecho de saber que estamos frente a un post adolescente con serias taras de nerd, que acaba de ser dejado y camina de vuelta a su casa bajo el frío de la noche, nos coloca de su lado. Quisiéramos que no lo hubieran dejado, quisiéramos (y esperamos) que pueda superar sus dificultades afectivas y lograr una vida plena. Este gancho nos lleva de la nariz por un buen rato, mientras Zuckerberg se permite ser víctima constante de sus peores raptos de sociópata.
Esto es algo que el guión remarca, y que nos genera una fuerte ambivalencia: Zuckerberg obviamente sufre una disfunción en su capacidad de relacionarse socialmente, y su viaje como héroe es tratar de superar esa disfunción y triunfar el mundo.
Y triunfa, claro. Pero no aprendiendo de sus errores, sino modificando la realidad a su alrededor para que coincida con sus propias disfunciones.
Fincher tiene razón: hay pocos guiones recientes que hayan articulado tan bien los elementos de una historia desde el punto de vista narrativo (aquello que se ve), con los mundos internos de los personajes que  impulsan esa acción (lo que no se ve sino por su efecto).
Quizá sea porque la historia está basada en hechos reales. Y no hay mejor contadora de historias que la propia realidad.

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