Pero Clarisa, la persona que nos dejó, no era una persona de lutos: todos los que la conocieron dan cuenta de su empuje, su positivismo, su energía, su luz. Y su humor.
Por eso me parece bien terminar la semana poniéndole a la muerte una sonrisa. Quizá hasta encontrando un lugar desde donde hacer las paces con ella.
Para eso, encontré un corto de animación español (país que recibió con los brazos abiertos a Clari), cuyo nombre es La muerte y la doncella. Compitió en los Oscar 2010, y tiene con qué. La historia en sí no tiene ninguna relación con las circunstancias de la ida de Clarisa, pero creo que ella se hubiera reído al verla. Y señalado que también da un poco en que pensar.
Aquí va. La dama y la muerte, de Javier Recio.
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