PARA QUE VUELVA LA FICCIÓN
Por LULY VITCOP
Diario Popular (Domingo 24 de Octubre de 2010)
Hoy en la grilla de la pantalla chica la ficción, prácticamente, brilla por su ausencia. Se trata de un fenómeno que sucede seguido y que atentó siempre con las intenciones de convertir a la televisión vernácula en una industria cultural. Sin embargo, este año tres son los motivos por los cuales se puede pensar que una política al respecto tome un buen impulso. Influye el hartazgo de que un programa -ShowMatch- alimente el resto de la programación y también la aprobación de la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Además en setiembre pasado por primera vez -en el marco del primer Festival y Mercado de la Telenovela Internacional, que se realizó en nuestro país- se reunieron todos los integrantes de la tele (autores, actores, productores y directores) y coincidieron en promover una movida para la creación de un Instituto de la Ficción.
Si el cine tiene su entidad, el Instituto Nacional de Cinematografía y Artes Audiovisuales, y con el teatro nacional ocurre lo mismo para apoyar y generar una marca nacional, se supone que con la televisión debería pasar lo mismo. Sin embargo, quedó olvidada y hoy sigue sujeta a las leyes del mercado. Los consultados para esta nota ven como ineludible que el Estado tenga una política para que la cultura nacional tenga su lugar en la televisión.
La nueva ley de medios vino a poner un límite en relación al origen de la producción. Cada canal debe cumplir con una cuota del 60 por ciento de producción nacional en su grilla. Pero quedó como un término genérico. Nada dice de porciones mínimas de cuotas de género a producir.
En estos tiempos nadie discute que la ficción ayuda a construir identidad a través de sus historias. Otro obstáculo a sortear es el de abrir más espacios frente a un panorama de gran concentración. En el Festival de la Telenovela se afirmó que hoy “cuatro productoras abastecen el 70 por ciento de la programación con sus productos”.
En lo que hace a la especificidad de la ficción se llegó a la conclusión, como un hecho ineludible, de recurrir a los recursos del Estado para alentar, apoyar, producir y comercializar la ficción en nuestra televisión y salir a vender nuestras historias al mundo.
La ficción en estado de coma
Autores y actores comenzaron a generar una movida para plasmar en la realidad el proyecto y no quedarse con la queja permanente. Este movimiento se potenció tras el Festival y ya comenzaron las reuniones con diputados de la nación y miembros del gobierno nacional. Para muchos, el diagnóstico de la ficción es el de un estado de coma.
El autor Leonardo Becchini, creador de varios guiones de Pol-ka (Poliladron, 099 Central, Primicias) y quien de 2003 a 2006 dirigió la programación de Canal 7, en declaraciones periodísticas arrojó cifras que alarman por el achicamiento casi brutal del rubro: “En la década del 60 había 80 horas diarias de ficción, en los 70 bajó a las 50, en los 80 estábamos en 40 y en los 90 a 35 horas. En el año 2000 había 10 horas y hoy estamos en 4 horas. Lo que genera un 90 por ciento de desocupación en el mercado”.
Becchini, junto a Irma Roy y otros colegas, entre ellos Patricio Contreras y Arturo Bonín, le está dando forma a una asociación civil para impulsar un Instituto de la Ficción que contaría con un grupo de notables (autores, directores, productores) para seleccionar el material. Según Becchini, funcionaría “como primo hermano del INCAA”.
Irma Roy, siempre muy directa en sus declaraciones, no sale de su asombro y hace una autocrítica: “A mí me parece tan claro lo que digo, que sin ficción no hay telenovela. De hecho quienes hicieron la ley entendieron muy poco y nuestro gremio tampoco entendió porque no se movilizó tanto. Y la prueba está que en la ley no pusieron nada sobre el rubro ficción. Una tira genera 300 puestos de trabajo y un unitario, 150. Yo también me recrimino cuando fui diputada: ‘Cómo no hablé antes con Pino Solanas, tal vez él siendo director de cine hubiera entendido de qué se trataba todo esto’. En estos casos, yo suelo decir que Dios ciega al que quiere perder”.
Falta protección
Tras el foro de la telenovela, Roy señala que en el encuentro con colegas internacionales “se asombraban de que los argentinos no tuviéramos leyes de protección de la ficción. Hablé con mexicanos que tienen su poderosa Televisa y hasta los ecuatorianos, que uno piensa como país débil y que no tienen estructuras, son más conscientes que nosotros. Para darte un ejemplo, en México si un actor extranjero protagoniza una tira, la productora paga a un fondo por desplazamiento del actor nativo. Acá lo que pasa en Canal 9 es una vergüenza. Yo pregunto en qué país puede funcionar un canal de aire que tenga todas sus ficciones extranjeras. ¿Dónde está la ley de reciprocidad? Nosotros somos los mejores actores en América Latina, pero no tenemos el más mínimo sentido de la identidad”.
La actriz y ex diputada de la nación se enfurece cuando comparan a ShowMatch como si fuera una telenovela por las peleas y los amores mediáticos: “No resiste el menor análisis esta relación porque se trata de trabajo de baja calidad y limitada. Se convoca a 20 parejas, de las cuales son cinco los que figuran. No hay rotación”.
Roy se siente una privilegiada porque trabajó en la época dorada de la ficción: “Yo doy gracias a Dios el tiempo que me tocó vivir. ¿Quién puede decir hoy que durante siete años consecutivos trabajó en telenovelas”.
En consonancia con esta posición, Arturo Bonín sostiene que es “un despropósito lo que pasa hoy en la tele. La ficción es la defensa de una identidad como mecanismo y fuente de trabajo. Ya hay una generación que no sabe lo que es seguir una historia. ¿Cómo le contamos a nuestros nietos cómo somos los argentinos? Los chicos de hoy van a llegar a la adultez con el único recuerdo del baile del caño”.
Becchini y Roy tomaron la posta para movilizar al gremio y pelear por más ficción en la pantalla chica. Ellos mantienen reuniones continuas con la diputada por el Partido de la Concertación (FORJA), Silvia Vázquez, muy involucrada en la gestación de la nueva Ley de Medios de Servicios Audiovisuales. Ella también cree que la ficción es un debate pendiente para su desarrollo como industria en la pantalla vernácula.
Matices
Otro sector que nuclea casi exclusivamente a guionistas y que integran entre otros Ana Montes, Mario Segade (Vulnerables), Marta Betoldi (Socias), Marcelo Camaño (Montecristo), Adriana Lorenzón (Los Roldán), va en la misma dirección que Becchini aunque con ciertos matices. Esta Agrupación de Autores de Televisión también brega por un instituto, pero de televisión, porque también consideran guionistas a aquellos que escriben para docu-realities y programas derivados.
Cuando se aprobó la Ley de Medios de Servicios Audiovisuales también encontraron un lugar de apoyo. En reuniones de autores con el coordinador del Consejo de la TV Digital, Osvaldo Nemirovsci, para explicar las funciones que cumpliría este sistema. En principio, habría una mayor apertura de bocas (canales) para colocar productos. De hecho, ya convocaron a un concurso para la producción de 20 horas de ficción.
Ana Montes, conocida por sus libros en las tiras de Grecia Colmenares y que hace 12 años trabaja para el exterior, contó a este diario que en diálogo con Nemirovsci surgió la idea de crear un instituto que fomente la ficción: “Nosotros propiciamos una gestión transparente del Estado con control de las partes involucradas. Nos parece que no podemos perder esta oportunidad maravillosa”.
Para Montes, la situación de la televisión es dramática: “Nosotros tenemos muchos creadores, pero no hay una industria. Es como si fuera el modelo sojero. Todo abunda y sobra talento. De 200 guionistas trabajan dos. Hoy son dos figuras muy populares, Marcelo Tinelli y Susana, quienes concentran todos los géneros en un programa. Apelan al melodrama, al humor, al entretenimiento. Antes había ciclos de humor como La Peluquería u Olmedo. Me parece que llegó la hora de democratizar el espacio, de devolver a la gente a sus cómicos y a las tiras de las tardes. No se trata sólo de democratizar la información sino, también, los contenidos”.
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Los autores, acorralados
2010 puede ser el año bisagra para los guionistas-autores por la intensa movida interna que se está gestando dentro de su entidad, Argentores (Sociedad General de Autores de la Argentina). Por el claro descontento por las condiciones de contrato que firman con los productores de la televisión podrían surgir nuevos cambios en el ámbito de la televisión. La autora Ana Montes sostiene que para trabajar en el país “nos hacen firmar una cláusula leonina que dice que los autores debemos ceder los derechos de por vida y de manera universal”.
La situación se torna insostenible en la relación entre libretistas y productores. “La cadena de televisión mexicana Televisa se erigió como una gran industria sin creadores. Y, se sabe, que el refrito mata al creador. ¿Qué hace Televisa? Compra los derechos de una ficción argentina, por ejemplo, y contrata a sus actores y sale a vender la tira por el mundo con sello mexicano. En el año 2000 las ficciones argentinas le había sacado el 35 por ciento del mercado externo a Televisa. Las historias argentinas eran muy solicitadas. Pero ¿qué pasó? Al no tener una industria no se podía cumplir. Pedían más telenovelas y nosotros no teníamos casi nada para ofrecer. Con la maniobra de Televisa nuestras ficciones perdieron visibilidad e identidad en el mundo”.
Monte afirma que en este proceso el autor no recibe dinero por la venta del formato porque el dueño de la idea es el productor. Dentro de Argentores existe un fuerte reclamo por la recuperación del libro y disienten con la cúpula porque creen que poco se los defiende desde la entidad.
Otro colega, Leonardo Becchini, concuerda con Monte y agrega que, “en mi caso nunca firmé una cesión de derechos. Pero por defender el derecho de autor, que ha sido avasallado por el productor independiente, hoy se me considera problemático para trabajar”.
La propuesta de Monte y sus seguidores es la rescisión de la cláusula en la que el productor se queda de por vida con los derechos del autor: “Nosotros queremos recuperar este derecho en función del tiempo de recupero y ganancia. Es decir, que gocen con los derechos con tiempos acotados y en función de la oferta económica. Tal como sucede en el teatro, donde los derechos tienen vencimiento en el tiempo”.
Tanto Becchini como Monte no disimulan el malestar que sienten porque la entidad que los nuclea no los defiende.
En declaraciones periodísticas, uno de los dos vocales de televisión de la comisión directiva que comanda Roberto Tito Cossa, Sergio Vainman, sostuvo, sin embargo, que se trabaja en el tema: “Debemos encontrar un contrato modelo en el cual se reconozca que el autor es el único titular de los derechos y que autorice a explotar la obra por una cantidad razonable de años y a un precio acorde. Después de ese plazo la obra vuelva al autor y así iniciar otra negociación. Argentina se convirtió en el cuarto país mundial en exportación de los mal llamados formatos, que no son otra cosa que los libretos, por los que se cobra mucho dinero.
Lo que canta la grilla
- Año Cantidad de ficciones Situación
- 1990 6 tiras y 9 unitarios El contexto es la privatización de los canales de aire.
- 1995 7 tiras y 2 unitarios Comienzan a surgir las productoras independientes que nutren de contenidos a los canales
- 2000 6 tiras y 3 unitarios Se afianza el fenómeno de las productoras y los canales producen menos
- 2005 12 tiras y 3 unitarios Es el primer año en que Susana Giménez y Marcelo Tinelli se enfrentaron en canales diferentes
- 2010 4 tiras y 1 unitario Año en que se pone en vigencia la nueva Ley de Servicios de Medios Audiovisuales
Por qué ahora
Los impulsores del Instituto de la Ficción dicen que hoy se da una serie de elementos para la creación de esta entidad.
1) La política de un Estado presente, como regulador.
2) Una grilla “hiper-tinellizada” e invadida por tiras extranjeras (Canal 9 emite seis latas extranjeras diarias, de lunes a viernes).
3) Por primera vez hay una conciencia entre guionistas y actores para unificar criterios en defensa de la ficción. A diferencia de diez años atrás, cuando María Valenzuela en medio del auge de los ciclos talk shows gritó: “Somos actores, queremos actuar” porque se ponía en riesgo el trabajo de los actores, hoy los actores se involucran buscando cambiar las estructuras para que vuelvan las ficciones. No se trata esta vez sólo del grito de reclamo.
Dos proyectos con objetivos similares
Dos son los proyectos que se manejan. Uno comandado por Irma Roy, quien habla con la diputada Silvia Vázquez, muy involucrada con la génesis de la nueva Ley de Servicios de Medios Audiovisuales. Quieren la creación de un Instituto de la Ficción. Contaría con un consejo de notables (directores, autores, productores) muy similar al INCAA.
Otra vertiente, que integra la autora Ana Montes, impulsa un Instituto de la Televisión para incluir a quienes trabajan en otros géneros, como docu-reality porque hay trabajo de guión. Este sector está hablando con el secretario de gestión pública de la TV digital, Osvaldo Nemirovsci. Ambas líneas esbozarían los siguientes puntos, umbral exigido a los canales.
- 30 por ciento de producción de ficción.
- 2 tiras y 1 unitario debería tener como mínimo cada canal.
- 5 o 6 ficciones producidas a partir de la creación del Instituto de la Ficción para vender a las emisoras locales y colocarlas también en el mercado internacional.
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