Ayer,
Gastón Pauls se comunicó con la familia de
Clarisa. Desconozco el contenido exacto de la conversación, pero sí sé que lo que hablaron le trajo a los padres de ella cierta paz, en referencia al hecho de que los últimos tiempos de
Clarisa hubieran quedado "manchados" por la angustia que le provocaba la deuda que
Rosstoc, la empresa de
Pauls, mantenía con ella.
"Gracias por difundir la injusticia que esa gente sin corazón hizo a mi hermana", escribió
Josefina, su hermana, en un mensaje dejado en este post.
"Sobre todo porque su ultimo momento de lucidez fue cuando juntas, yo con el escaner y ella con la compu desde la cama, porque ya no podía moverse, volvíamos a hacer los telegramas y las notas para los abogados.Cuando terminamos estaba tan agotada que se durmió y cuando despertó ya no volvió a ser la misma, solo incoherencias y delirios. Ese día no me lo voy a olvidar en mi vida. Por eso pido a todos que me ayuden a difundir esta historia ya que en sus delirios también se repitió y la considero el ultimo deseo de mi única y queridísima hermana".
Así estaban las cosas.
Pablo Lago (creo que a esta altura no hace falta volver a entrar en detalle sobre la relación de enorme afecto que lo une con
Clarisa), se encargó de escribirle a
Pauls de puño y letra y explicarle lo sucedido.
Y
Pauls respondió a la altura de las circunstancias: pidió el teléfono de la familia de
Clari y se comunicó con ellos. Dijo, obviamente, las palabras adecuadas. Y todos los involucrados en esto le agradecemos por ellos.
Unos días atrás, un compañero comentaba por mail que le parecía inapropiado mezclar la muerte de
Clarisa con el tema de la deuda que con ella tenía
Rosstoc. Que se podía malinterpretar, como si se quisiera hacer cargo a la empresa de lo sucedido. Es posible. A veces la bronca lleva a no poner las cosas en los mejores términos posibles.
Mi contestación a ese mail, fue la siguiente:
"Creo que todos los que hemos tenido muertos por cáncer cercanos, sabemos el peso que la cuestión emocional tiene en la evolución de la enfermedad.Todos estamos expuestos al maltrato en esta industria y para acabar con eso estamos luchando. Algunos tenemos más fuerzas para sobrellevarlo que otros. No es que Clari vaya a ser una mártir de la causa (no creo que le interesara en lo más mínimo ese lugar); pero sí creo que hay algo de simbólico en la situación, algo que despierta ecos en todos".
Estos "ecos" tienen un nombre:
RESPONSABILIDAD EMPRESARIA.
Hace casi cinco años atrás, yo trabajaba para
Red Lojo, una productora conducida por
José Luis Massa y el celebérrimo
"Corcho" Rodríguez. Trabajé con ellos en dos tiras,
Frecuencia 04 y
Paraíso Rock. Luego de las mismas, la empresa entró en una "fiebre productiva": cerró un acuerdo con
San Hollywood Luis, para realizar allí una tira, una película, un unitario, y quien sabe qué más. La tira fue
Sálvame María, con
Andrea del Boca, que también iba a protagonizar el unitario; la película iba a ser
Arbol de Fuego, un proyecto faraónico de
Eugenio Zanetti, el argentino ganador del Oscar por el arte del film
Restoration.
¿En qué concluyó todo esto? En una debacle total. El dinero de
Sálvame María de pronto no alcanzó para nada, la empresa entró en quiebra, la novela se terminó de milagro (perdón: milagro se llama en esta profesión al esfuerzo de la gente por terminar su trabajo, de no defraudar a la gente que sigue la historia, aunque no se le pague en término), y quedó un tendal de deudas que daba vértigo de solo leerlo. Fue la primera vez que tuve que enfrentarme a una situación así, con un agujero de casi tres meses de laburo impagos, lo que me trajo toda una serie de problemas de "variada índole".
¿Cómo pasa una productora de armar semejantes proyectos, a fundirse a tal punto de no poder pagar ni el catering, todo en el plazo de escasos meses?
Existe la posibilidad de la estafa. Pero pongámoslo en otros términos: también podría llamarse "querer cagar más alto que el culo", para ser bien explícito; o bien "falta de responsabilidad empresaria". Es decir: no medir hasta que punto uno como empresa se compromete en cosas que no está cabal y económicamente seguro de poder llevar a cabo, todo en el afán de crecer, de aprovechar horas de aire que se les ofrecen, de subirse a un "prestigio" recientemente adquirido, como si el apoyo de la crítica fuera suficiente como para asegurar el flujo de dinero.
En
Rosstoc ya tenían problemas de pago desde antes de
Ciega a Citas. Yo estuve en las oficinas del Edificio Renault y lo vi con mis propios ojos. Así y todo, se metieron en
Ciega a Citas. Y mientras el tinglado económico que sostenía
Ciega comenzaba a derrumbarse, se metieron a producir
Todos contra Juan 2, logrando, supongo, solo empeorar las cosas.
Esto no es mala suerte, señores. Esto es falta de responsabilidad empresaria. Esto es creer que uno puede ser productor a costa del laburo y la buena voluntad de los profesionales del medio. Esto es no medir hasta qué punto las fantasías de uno pueden afectar la vida de los demás.
Generalmente la quiebra se mide en números. Tal quebró, debe tanto. Se presenta en convocatoria, arregla para pagar "en buenos términos" (es decir, con quitas importantes). Todo parece un asunto económico, legal.
Pero detrás de cada deuda, señores, HAY GENTE. HAY VIDAS, historias, padecimientos, familias. Los "muertos" que ustedes dejan, señores productores, provocan mucho más que un rojo en el banco: generan sufrimiento, cadenas de problemas, peleas de pareja que se trasmiten a los hijos, y sí, también enfermedades.
TODO ESTO es lo que está en juego. NADA MÁS Y NADA MENOS.
Así que ténganlo en cuenta.