Les quiero mostrar ambas entrevistas. Por una cuestión de "relevancia profesional", voy a reproducir primero la de Ernesto Korovsky, o "Koro", como lo conocemos afectuosamente en el medio. Es una entrevista que no tiene desperdicio y muestra no solo el talento, sino el carácter de este guionista que tiene la sana costumbre de no callarse nada. Crédito también, por supuesto, para el autor de la nota, Alberto Catena, editor general de Florencio.
Nunca le había pasado, porque desde 1986 en adelante trabajo con regularidad en la televisión como guionista y fue responsable de algunas de las telenovelas mas exitosas del media en las dos últimas décadas, como Gasoleros, El sodero de mi vida, Sos mi vida, Mujeres de nadie y varias mas, algunas ofrecidas en dos temporadas. Pero, ya se sabe, la televisión, y menos algunos productores, no creen en lagrimas, menos cuando se trata de la profesión de guionista. En la actualidad, Ernesto Korovsky –que de el, como artífice de tantos éxitos resonantes, hablamos- no aparece en ninguna tira de las de difusión masiva desde hace unos dos años, cuando en 2009 se desvinculó de Polka, productora con la que estaba hacienda Enséñame a vivir. Dio ese paso al costado, coma dijo en alguna entrevista, porque "la relación estaba gastada y para no irme abandonando". Pero, ni melancólico de los tiempos dorados ni inútil para adaptarse a las circunstancias cambiantes del medio, sigue peleando con el objeto de poder seguir viviendo de su oficio en distintas tareas y lugares y, en los últimos tiempos, colabora con otros guionistas y Argentores con vistas a mejorar la situación de muchos colegas que trabajan virtualmente en condiciones de absoluto desconocimiento de sus derechos.
Hombre de buen talante y fino humor, Korovsky es, además de un referente para muchos jóvenes de la comunidad autoral, un profesional con vasta experiencia y conocimiento de lo que ha pasado en el medio televisivo en las últimas décadas, de su evolución –o involución diríamos- hacia un estado que, como el actual, se caracteriza por la falta de trabajo para los escritores, la total falta de diversidad en materia de géneros, la concentración de la ficción en horarios reducidos y otros males. Sobre todos ellos se explayó en esta entrevista con Florencio, con sencillez, sin pontificar, pero tampoco ocultando la verdad de las cosas y su preocupación por lo que, aun, no muestra signos de recuperación.
¿Cuál cree que es la razón por la que no ha sido convocado a las ficciones que se han realizado en los dos últimos años?
Creo que en la televisión existe hoy un tema con la edad de los guionistas. Es un medio que privilegia mucho a la juventud. No tengo nada contra las nuevas generaciones, todo lo contrario, he trabajado además con gente joven. Y esa combinación de experiencia con frescura es buena. Pero, claro, los ejecutivos ponen productores jóvenes y estos, si necesitan tener poder sobre los autores, mejor es que tengan poca edad, porque les es difícil tratar con un individuo que les lleva 20 años y, obviamente, tiene mas kilómetros recorridos. De pronto, a mi me ha venido un productor joven a contarme coma una novedad una película de Monicelli para convencerme de hacer el guión y yo le he dicho, mire, yo esa película ya la vi. Y eso puede descolocar, pero es así. Para algo sirven los años de ver cine y televisión. O de leer. Hace un tiempo me contaron que en Estados Unidos se había armada un grupo de autores mayores de 40 para dar pelea contra la discriminación de los guionistas que pasaban esa edad, a los que se los jubilaba de hecho.
Esa circunstancia tiene que ver también con la pérdida de espacio y prestigio de los autores en el medio.
Si, con la perdida de su poder real. Trabajo en televisión desde 1986 y lo he hecho básicamente en dos empresas: Canal 9 de Alejandro Romay y Polka, en esta ultima durante muchos años. Te podría hablar de esa época, no de la epoca de Abel Santa Cruz o Alberto Migre, donde el autor era coma un prócer indiscutido. Entré en una época donde ya te basureaban todo el día. Buena, ahora es peor, te basurean aun mas, nunca es suficiente el límite, siempre se puede ir un poco mas allá. Me acuerdo de un caso en el año 1994 a 1995, en que Carlos Calvo se fue de Telefe a Canal 9 y los autores se llevaron la obra. Ahora eso es imposible, si te vas no te podes llevar ni el sandwich que dieron para el almuerzo. En la Telefe de Gustavo Yankelevich, los autores eran todavía dueños plenos de las ideas, a partir de ese momento cambió todo.
¿A qué otros factores atribuye este fenómeno?
Tiene que ver con varios factores, entre otros con la internacionalización del trabajo, que incorpora otros sistemas, como el del famoso copyright de los Estados Unidos y el derecho anglosajón, que no defiende los derechos patrimoniales y morales del autor. Acá se ha tratado en televisión de aplicar ese derecho, ese sistema productivo, pero en su versión peor, porque de hecho la situación de los autores norteamericanos, después de la última huelga, ha mejorado bastante. No es la misma que antes. Es visible que han logrado avances muy importantes. Cuando se hizo en la Argentina La Niñera, hace cinco o seis arios, Telefe compró los libros a la Sony sin ningún problema. Se hicieron acá y a los autores norteamericanos no les dieron ni las gracias. Hace poco, la misma emisora quiso comprar para Francella los derechos de la serie Two and a Half Men y ya era otra cosa. Revender cada capitulo era un dineral que no se podía pagar. Después de la huelga se habían establecido medidas que reconocían a los autores norteamericanos cierta potestad sobre la difusión de los capítulos que al parecer no tenían antes.
¿Cómo es en nuestro país?
Acá, incluso se nos hace firmar contratos viciados de ilegalidad, desde el mismo momento en que nos piden renunciar a nuestros derechos. Eso es inconstitucional, pero se hace. Y lo cierto es que los autores los firmamos porque necesitamos trabajar, pero no debería ser así. En algunos casos, se han hecho juicios posteriores impugnando estas clausulas y recientemente culminó uno que se sustanció contra Telefe en el que se reconoció que ese canal debía pagar a los autores determinados derechos de autor por la difusión de las tiras. Además de este avance sobre los derechos de autor, que es la flexibilización, hay otro problema mas: no hay trabajo en el medio. Se ha achicado mucho el mercado, hay cinco programas de ficción en el aire como gran cosa y si uno revisa hace diez o quince años había muchos mas: unitarios, programas del domingo al mediodía y teleteatros a las dos o cuatro de la tarde. No muchísimos, pero había mas, y de proyectos que hicieron muy buenos negocios en el mundo. El mayor reclamo es ese: no se ha protegido al trabajo, ni al autor ni a los actores.
Por otra parte, hay muchas transgresiones en campo de la no-ficción. ¿Qué sabe de eso?
Todo lo que se escribe para lo que se llama no ficción (documentales, programas de entretenimiento, reality shows, etc.) esta totalmente desprotegido. Allí trabaja mucha gente. En la confección de esos programas hay un armado, una escritura previa y ese es un trabajo de autor. Los monólogos frente a cámara de Pettinato y otros programas están todos guionados, y ahí no se reconoce el derecho de autor. En ese sentido, estamos trabajando con varios autores de Argentores, junto a algunos de esos guionistas que venían sufriendo el problema y que ni siquiera sabían que existía el derecho de autor. Los empleados de Endemol, por ejemplo, que arma series como Policías en Acción, que se vende en los kioscos. Es la misma productora de Gran Hermano, o Las cárceles. Tienen hasta 14 autores contratados que cobran por el Sindicato de Televisión y figuran como guionistas, como autores en los títulos de los programas, pero que no cobraban sus derechos de autor. Esos programas que se dan en todos lados, en toda Latinoamérica. Armamos una agrupación que esta trabajando en Argentores y fuera de Argentores de autores de televisión, porque es bastante especifico nuestro problema, porque bueno las exigencias de horas de trabajo, reescrituras y otras condiciones son muy malas, no hay ninguna regla que establezca un marco legal. Un productor te puede llamar a las diez de la noche porque el actor al día siguiente no esta en condiciones de grabar y entonces hay que reescribir la escena. Uno piensa que no debiera grabarse, porque ese no es un problema del autor sino del actor, pero solucionan el tema recargando al autor. Los actores si tienen determinadas horas de grabación. El autor no, entrega un libreto, un guión, y tiene que aceptar tantos cambios como el productor quiera. Nosotros hemos hecho la cuenta y el calculo registra como un ochenta de desempleo en esa actividad. Se trabaja por turno. Por un autor que escribe, hay cinco que no lo hacen.
¿Y usted qué hace ahora?
Estoy alimentando cosas y viendo qué sale. El año pasado armé algunos proyectos de comedia, los vendí y me los pagaron. No estoy en la televisión de aire, pero estoy en la actividad. Varios integrantes del grupo que mencione venimos a Argentores todos los jueves para tratar de avanzar en la solución de problemas. Uno de los temas que estamos estudiando es el de los puntos que es necesario tener para ser socio activo. Yo lo soy, porque hice muchos trabajos y conseguí los puntos necesarios. Pero, lograr puntos en la televisión es muy difícil. El sistema vigente esta diseñado para el autor dueño de la obra, pero ahora los programas de televisión están escritos por cinco, seis u ocho autores, verdaderos equipos, entonces el reparto de los puntajes es escaso. Conozco personas que estan hace 20 años trabajando en la televisión y todavía no tienen los puntos necesarios. Es un tema que debemos estudiarlo a fondo, porque todos somos laburantes. Y es un problema muy especifico de los autores de televisión. Los noventa fueron muy deteriorantes para nuestras profesiones y realmente destruyeron el concepto de autor, instalando la idea de que solo el negocio es lo que vale y es lo posible. Un programa que hace 4 puntos de rating lo están viendo 400.000 personas, pero eso no sirve. ¿Qué les pasa a los productores por la cabeza? ¿Cual es la idea? Un programa baja algunos puntos y lo cambian enseguida de horario o lo bajan, aun cuando lo siga una considerable audiencia.
Es la ortodoxia neoliberal, en una etapa en que esas recetas están desprestigiadas en todos lados.
Esa ortodoxia es ciega, no conoce medias tintas, medios tonos. Juega a todo a nada. Lleva cualquier situación al extremo y no deja lugar para la experimentación, para los programas de genero. Todos van al mismo horario, todos compiten contra todos. A veces no entiendo cual es la lógica. Hay cinco programas de ficción: tres van al mismo horario y otros dos a otro horario. ¿Por qué? Si va a las siete de la tarde y hace 12 puntos eso no sirve. Me acuerdo que en la época de Romay, también un señor muy despótico pero que tenia una idea de la industria de la televisión y del compromiso con el público, escribí en un tiempo Alta Comedia. No era todo bárbaro, pero había un público, había avisadores, había anunciantes para ese tipo de programas. No se entiende muy bien porque hoy no hay cosas así. Se pierde la idea de la diversidad. Cuando tenia cinco a seis años vela en Canal 7 Teatro Universal que iba los viernes a la noche, "bancado" por Gas del Estado. Yo era un chico, no se si estaba bien o mal, pero era otra cosa. Me acuerdo a Ernesto Bianco e Inda Ledesma haciendo Enrique IV, tengo como una idea de que era todo un poquito laucha el decorado y que por ahí no estaba muy bien, pero vi y escuche por primera vez Enrique IV de Pirandello en ese lugar. Supe que había un autor que se llamaba Pirandello, no era mucho, pero había un espacio para las grandes novelas. ¿No hay un lugar para un programa de tango en la televisión, una hora por semana? Hay músicos, hay lugares donde se escucha tango, vienen de todos los países del mundo a escuchar y ver tango, existen orquestas, entonces, ¿cómo no hay? Tampoco hay un programa de rock. Es una falta de gestión Hay un poquito de folclore, ahora, y nada mas.
¿No hay una cierta tendencia ahora a mostrar solo figuritas jóvenes en las telenovelas?
Siempre fué así. En cada programa había un nombre atractivo o varios, pero se respetaban ciertos niveles. Los Únicos es ahora un programa de cierta imaginación. Si voy a ver algo veo eso. Siempre hubo figuras juveniles, programas juveniles, Montana Rusa, Amigovios. Es la idea de programas de chicos, pero el problema es que todo tiene que ir a la noche.
¿Y cuál es el actual nivel de los guiones hoy?
Creo que hay un buen nivel de guión, pero también hay un alto nivel de improvisación y de cosas que se podrían trabajar de otra manera. El otro día escuchaba algo que en mi vida vi que ocurriera acá. Que O Globe de Brasil había contratado a un autor pare que escribiera una novela que se grabaría a fin de año. O dentro de dos años. Entonces el tipo que escribe se dedica a escribir. Y el guión tiene un trabajo que luego se nota. Aquí es todo mas apuesta a la química y a la frescura, lo cual no está mal, si no elimina la posibilidad de otros variantes. Hay Iibros que salen muy bien cuando los escribís de una y otros te salen muy bien cuando lo escribiste veintisiete veces. No es una ley que si escribís rápido sale mejor, ni tampoco que hacerlo lentamente garantiza lo óptimo. Pero no estaría mal que nuestro trabajo tuviera tiempo. Si a uno le dijeran: empeza a escribir ahora que en noviembre empezamos a grabar, eso permitiría ir pensando, y no ocurriría eso de que en el capitulo treinta recién se percibe que le pasa al personaje. Apostar a lo rápido tiene su gracia, pero podría ser también distinto. O sea, no un criterio uniforme para aplicar a todo, sino la multiplicidad de formas que siempre es mas rica.
¿Que hizo antes de Gasoleros y a qué le imputa el éxito de aquella telenovela?
Escribí La hermana mayor, Rodolfo Rojas DT, Alta Comedia. El éxito de Gasoleros, creo ya haberlo dicho, se relacionó mucho con las circunstancias que vivia el pais en ese momento. El anterior programa de gran éxito en ese tiempo habia sido en televisión Ricos y Famosos, 1997. A Cabezas lo mataron en 1997 y Gasoleros salió en 1998. El menemismo, con todo ese culto a la riqueza y la ostentación, se derrumbaba. La gente necesitaba otra cosa, reflejarse en otros modelos. Y salió Gasoleros, con su aire costumbrista. Era volver a la gente común, volver al barrio, dejar a los altos ejecutivos preocupados por las finanzas y pasar de nuevo a la clase media. Los personajes centrales, Roxi y Panigassi, eran dueños de una pequeña flotilla de taxis y un taller mecánico. Era raro ver ese mundo. Se llegó a decir que el programa había inventado el costumbrismo. No era así. El costumbrismo estaba olvidado, igual que la clase media, pero existían desde antes.
¿Allí tuvo importancia la idea original?
Migre tenia esa frase famosa: viene un productor, te dice que quiere una telenovela con San Martín cruzando la cordillera y vos la escribís. Es así, por lo menos en mi experiencia. Hay existe una discusión de que la idea original no existe, que lo único que existe es el libreto. No estoy tan seguro. Puede haber una impronta que se imagina coma rasgo original, pero eso después cambia mucho. Gasoleros tuvo mas de 400 capítulos, dos años completos. Y en dos años pasan tantas cosas, que de la idea original no queda nada. Sin embargo, es cierto que en ámbitos como la Fox, MTV y medios donde se produce televisión para toda Latinoamericana, hay tal cantidad de horas de trabajo, de tratativas para la venta internacional, envío de sinopsis a los clientes (aunque después esos adelantos no suelen tener nada que ver con lo que se escribe), que eso funciona como un trabajo previo, anterior a la actividad del que se sienta a escribir. Y otro caso: unos autores debieron escribir un programa sobre Jesús que ya estaba prevendido a algunos paises árabes. Y había toda una cantidad de indicaciones, de normativas para escribir la obra porque iba a un publico muy determinado. O sea, todo ha cambiado mucho en este oficio. Se trabaja mucho en equipo. Paco Hase me decía hace unos días que la obra es de tantos que ya no es de nadie. Algo de esto pasa. Y hay un avance de los productores sobre nuestro trabajo y de ninguneo. Uno lee las promociones de los programas que empiezan o las gacetillas o notas de estreno y el autor esta ignorado. El año pasado el Canal 13 organizó la fiesta de su cincuenta aniversario e hizo un libro voluminoso en recordación. Me invitaron a la fiesta y me regalaron un tomo. En Gasoleros o en Sodero de mi vida estaba el nombre de todos los actores, del que inventó la cortina y de otros, pero no el del autor. Estaba mencionado por ahí, al final del libro, escondido. Era como para tirárselos en la cabeza.
Bueno, en los premios Clarín para televisión, la entrega de premios al autor no se pasa en la ceremonia central.
Claro, se hace aparte, porque no es un premio mediático, dicen. Es otra forma de ninguneo. Ellos inventan que a nadie le interesa e instalan esa "verdad" que todo el mundo debe acatar. En los Oscar de este ano se intentó hacer lo mismo en los premios al mejor montaje, a la mejor fotografía, etc, para hacer la ceremonia mas corta y poder tener mas circo, pero como la Academia de Cine esta integrada por todos esos rubros, no pasó. El otro día era muy lindo ver, cuando dieron el premio a los autores, como proyectaban una película y al lado ponían los textos. Era una forma de subrayar que lo que hablaba alguien lo había pensado y escrito otra persona. En los premios Martín Fierro de Argentina se dan: premios a la actriz de reparto en comedia, a actor de reparto en comedia, actor de reparto infantil, etc, etc. A los autores le dan uno y nada mas. No es lo mismo escribir una tira que un programa unitario, no es lo mismo escribir una comedia que un drama, podría ser que hubiera mas de un premio para un autor, seria mas justo, pero como no es mediático, no va. Lo que va es lo que supuestamente se vende.
Se inventa un lugar común y luego todos proceden de acuerdo con él.
Es así. Además son tantos los ejemplos que demuestran que no es así, que se podría pensar que en algún momento eso va a producir un cambio. Pero no, todo sigue igual, en la misma linea. Cuando hicimos Gasoleros, había una idea muy fuertemente arraigada sobre la juventud. Se sostenía que la pareja de una telenovela tenia que ser joven, no mas de 25 años. Me acuerdo a Romay diciendo: "Los viejos no le gustan a nadie". Cualquiera hubiera dicho que era un pimpollo. Incluso uno lo ve en la publicidad, te venden chicle, una gaseosa, cualquier cosa, y los protagonistas son todos jóvenes. Cuando hicimos Gasoleros, ¿quiénes eran los personajes principales? Una pareja de gente de cuarenta y pico, ella Mercedes Moran, que no era muy conocida, y que no tenia una nariz respingada y Juan Leyrado que no era un galán, pero la gente los adoró. Parece mentira, ejemplos de estos que derrotan los cliches surgen todos los días, pero enseguida se reinstalan y se siguen aplicando. Son posturas que se mantienen solo por el ejercicio del poder puro, la arbitrariedad, nada mas, no por lo que señala la experiencia.
¿Le han hecho notas con frecuencia?
Me acuerdo que en Sos mi Vida no me hicieron nunca una nota en ningún diario, en ninguna radio, nunca nadie me llamó para preguntarme algo. Era el único autor que figuraba y el programa tenia un rating impresionante. Nunca concité la atención de la prensa. Una vez, le hicieron un reportaje a Carlos Belloso y la periodista le preguntó cómo seguía su personaje y el se explayó come si el personaje fuera suyo. Yo llamé a Clarín y hable con Adriana Bruno, diciéndole que el rumbo del personaje lo fijaba el autor, pero nadie hizo una aclaración sobre el tema. Le ofrecí la posibilidad de que nombrara al verdadero guionista de la novela. Se me ignoró. Es evidente que el proceso de negación de los autores ya había comenzado en ese diario. El tema es claro: si se le baja la categoría al autor, se le baja el costo, se lo transforma en una proporción ínfima de la producción del programa. Eso aumenta la ganancia de otros. Debería ser un ámbito cuidado, porque un buen autor es como una buena inversión, pero no se lo piensa así. Cuando menos se pague al autor, mejor. Yo conozco casos en que se prefería a otros autores porque cobraban la mitad que yo. Era riesgoso porque los libros después no funcionaban tan bien, pero se iba adelante igual. Si las cosas terminaban mal, los productores nunca asumian la culpa, porque ellos nunca se queman, nunca hacen nada mal. Total la responsabilidad siempre se le endilga a otro. La perversidad es tal, que en los contratos el autor renuncia a todos sus derechos, no puede reclamar nada, pero si se produce un planteo de plagio o reclamo posterior por un tema político incorrecto, ahí si el autor tiene responsabilidad y va en cana. Es la única situación donde aparece el autor, por sí hay peligro de represalia.
1 comentario:
muy,muy interesante todo lo que dice. yo creo que lasituacion esta empezando a cambiar. un buen autor minimiza riesgos dirian los productores.......
Publicar un comentario