Según narran algunos cronistas del evento, ambos se impresionaron mutuamente. Y dicha impresión perduró, ya que al año siguiente Dalí firmó un contrato para trabajar durante dos meses en la factoría Disney, tiempo durante el cual Dalí y Disney elaboraron un proyecto en común: el cortometraje Destino, basado en la canción homónima de Armando Domínguez.
Leyeron en la palma de mi mano
la línea de mis bienes y mis males,
y nunca me dijeron
mi destino de amor.
¡Ay! vida,
¡ay! que negro destino,
qué difícil camino
y lo tengo que andar.
Destino,
si ella supo, olvidarme,
haz que vuelva a adorarme
no la puedo olvidar.
Queriéndola yo
me la supiste robar,
destino tan cruel,
daga mortal.
Destino,
haz que vuelva a mi lado,
ya que a mi lado,
ya que tanto he llorado
por ese ingrato amor.
Sólo llegaron a rodarse 20 segundos de prueba; el proyecto nunca llegó a concluirse (aparentemente por problemas de presupuesto). La relación entre el genio de la pintura y el rey de la animación dejó algunos otros legados: un óleo, una acuarela, 15 dibujos -10 de ellos inéditos-, y nueve fotografías.
Sin embargo, en 2003 Roy Disney y el productor Baker Bloodworth se propusieron terminarlo, a partir de los bocetos e instrucciones que había dejado Dalí. Gracias a los buenos oficios de los fans de la obra del enorme pintor, es posible ver Destino en Youtube.
Ojalá Dalí y Disney hubieran terminado la obra en conjunto, pero al menos podemos ver algo de la huella de ambos en este corto.
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