Quiero agregar a lo expuesto en la nota: 1-la falta de una didáctica en las escuelas de cine acorde a complejidad del asunto.2-la identificación grosera de lo clásico con lo hollywoodense y 3-el cine como primer arte en equipo, arte multiautoral,se necesita "un hombre nuevo" que no compita por la autoría y que busque algo más que un rédito personal e individual.El punto tres me hizo sonar varias campanas: el cine como primer arte en equipo, arte multiautoral,se necesita "un hombre nuevo" que no compita por la autoría y que busque algo más que un rédito personal e individual. Me pareció totalmente aplicable a la escritura de televisión, y además, filosóficamente pertinente a la problemática del guionista en la televisión argentina actual.
Ya he hablado por demás en este blog de la forma en la que se trabaja en la escritura de televisión en nuestro país. Sobre cómo se pasó de la "televisión de autor", de los 60 y 70, a la "coreanización" del trabajo autoral en los 80 y, principalmente, en los 90. Coreanización que sirvió a los propósitos de una generación de productores que irrumpieron con fuerza también en los 90, con las ansias de apropiarse de lo que consideraban (apropiadamente) como una televisión cautiva de los canales.
Hoy nos encontramos en medio de una situación mixta. Internamente, el gremio autoral ha tomado conciencia de la necesidad de unirse y de establecer una nueva "conciencia autoral". Abolir las divisiones creadas por las productoras entre Autores, Escaletistas y Dialoguistas y buscar una nueva lógica de trabajo. También les he contado, por ejemplo, mi experiencia laboral en el equipo de Ciega a Citas, donde todos teníamos responsabilidades autorales (si bien había una autora cabeza de equipo). Aunque esto no se ha transformado en moneda común, es un camino abierto.
Las palabras de Oviedo sobre la necesidad de un "hombre nuevo" están en línea con esta búsqueda. La "competencia por la autoría" está instalada en nuestro medio a partir de los procesos de coreanización, por dos motivos: profesional (tener acceso a una toma mayor de decisiones creativas, poder plasmar las ideas propias) y económico (la diferencia salarial entre el autor y el resto del equipo puede llegar a ser brutal). Como bien señala Oviedo, estos temas giran claramente alrededor de un "rédito personal e individual".
Ambos temas, la competencia por la autoría y el rédito personal e individual, son claramente elementos atomizadores del gremio autoral. Nos restan unidad, fuerza, y nos sacan de nuestro centro creativo: la creación de un audiovisual es un trabajo de equipo, y no el campo de batalla en el que se ha convertido en los últimos 20 años, plagado de cruces de espadas por los derechos, por los títulos, por las ventas, por los horarios. Estamos muchas veces en un terreno del todos contra todos, y en este tipo de batallas, a la larga todos terminan perdiendo.
Las reivindicaciones actuales del gremio autoral son, a mi modo de ver, totalmente justas. Espero que en los próximos años podamos ver un cambio que nos ponga de nuevo en el lugar que, creemos, nos corresponde. No porque nos corresponda un lugar especial, sino porque el que teníamos, nos fue arrebatado.
De la misma forma, espero que más adelante, podamos crear un medio audiovisual sea realmente un arte de equipo, y se pueda crear en armonía creativa y económica. Autores, productores, actores, técnicos. Todos en un pie de igualdad.
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